Cuando la humanidad experimenta grandes cambios en su historia, el modo de percibir la realidad se ve afectado por estos acontecimientos. Para el mundo del arte del siglo XX, la percepción de la realidad comienza a alejarse de las perspectivas tradicionales para dar paso a la separación de sus elementos y poder llegar a manifestarse en una forma mucho más simple. Debido a esta nueva visión de la realidad, surgen movimientos artísticos que giraban en torno a un aspecto completamente abstracto. Aun así, el arte siempre estará presente, no importando los cambios que la historia pueda traer a la humanidad.
La percepción de la realidad, dentro del arte moderno, comienza a tomar preferencia hacia una expresión completamente abstracta. La abstracción se define como una separación de los elementos de una cosa para, luego ser analizados en su pura esencia. La realidad, para ciertos artistas del siglo XX, era representada con elementos geométricos simples, siendo totalmente opuesto a lo que eran las percepciones clásicas. Este tipo de arte no sólo buscaba demostrar la realidad de la vida de forma abstracta, sino que también deseaba manifestar emociones trascendentales que iban más allá de lo que se percibía con la vista. Se trataba de un impulso interno que llegaba a expresar los pensamientos más ocultos de un artista. La abstracción en el arte tiende a ser algo confusa, ya que lo que expresa se aparta de una realidad concreta y produce temas que no pueden verse de una manera materializada.
Dentro del arte abstracto, existieron movimientos que influenciaron el modo de pensar, así como la forma de ver el mundo entero. Uno de estos movimientos se trata del expresionismo abstracto. Éste se aparta parcial o totalmente de las representaciones figurativas. Por ejemplo, Jackson Pollock disolvía la realidad a través de texturas y sensaciones puras de una forma conocida como “action painting.” El cubismo había sido otro de los movimientos del arte abstracto que muestra una simultaneidad de hechos de la realidad, los cuales eran representados a través de un collage. El/la artista del siglo XX comenzó a demostrar lo que pensaba, lo que vivía y lo que sentía; sin embargo, lo hacía bajo una naturaleza que no estaba del todo definida.
El arte abstracto no poseía reglas, ni una guía que le indicara qué recursos debía utilizar y cómo tenía que representar una abstracción; no se había quedado en una sola cosa o en un solo tema. Para poder representar una idea es necesario comprender lo que pensamos y lo que percibimos. Las experiencias de la vida son necesarias para enriquecer nuestra imaginación y para poder alcanzar un nivel de entendimiento mucho más alto de lo actual. Por eso, nuestras vivencias son como una obra de arte.
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