Great Cathedral Mystery
Una de las entidades más relevantes que atesora la ciudad de Florencia se trata de la catedral de Santa María del Fiore. Su importancia reside en el excepcional modo con que se había construido la cúpula. La configuración que le había sido atribuido a este domo es una de las formas más estables dentro del diseño arquitectónico. Para una época como la del Renacimiento, su construcción se clasifica como uno imposible, ya que no existía una tecnología capaz de hacer este tipo de obra.
La importancia que alberga la catedral de Florencia radica, principalmente, en la creación de su cúpula. Se cree que su diseñador, Brunelleschi, había planteado el uso de unas cuerdas que servían para mantener los ladrillos en orden y en simetría. Estos ladrillos -unos puestos horizontalmente con otros, en vertical- producían una serie de zigzagueos conocido como la “espina del pez.” Al colocar los ladrillos de la cúpula en este patrón, éstos formaban unas paredes que no seguían una línea recta. Una vez culminada, estas paredes se sumergían unas con otras por medio de sus esquinas, dando paso a la formación de unas “costillas” que unificaban todas las paredes del domo en un solo volumen.

Por otro lado, la forma que manifiesta la prominente cúpula de la catedral de Florencia es una de las más estables dentro del diseño arquitectónico: una espiral. Brunelleschi había establecido esta configuración, el cual resiste las fuerzas de gravedad de manera más efectiva que una cúpula con sus lados por separado. Su estabilidad se mantiene gracias a que las paredes del domo se encuentran hechas en forma de bultos, hacia el interior de la catedral; en otras palabras, se encuentran hechas en arcos invertidos. La “espina del pez” evita la formación de grietas en estas paredes. Asimismo, logra unificar los lados de la cúpula en una sola masa.
Todas estas decisiones antes mencionadas permitieron que los ladrillos se mantuvieran en su lugar. De igual manera, ayudaron a dirigir todo el peso de la mampostería hacia abajo evitando el colapso de las piezas hacia el interior de la catedral. Brunelleschi logró una construcción sin andamios ni armazones; más aún, había desarrollado un cabrestante que podía realizar una marcha hacia atrás. La creatividad y el ingenio utilizados para esta cúpula de la catedral de Santa María del Fiore son muy apreciados, ya que su complejidad había alcanzado un nivel más allá de lo comprensible; esto sin haber dependido de una tecnología capaz de facilitar esta obra maestra.
Izagirre, A. (2016). Cansasuelos: Seis días a pie por los Apeninos.
Madrid: Libros del K.O.
Comments